Bajar al corazón
Bajar de la mente
al corazón
es subir a una montaña
y encontrarse
frente a un sol
que trae solaz al dolor
de todas las grietas del alma.
Santuario que guarda,
intacta, la flor
cuya fragancia desluce
el brillo de promesas vanas.
Presencia dorada; radiante;
¡puro amor
que sosiega, con mudo clamor,
angustias de ayer y mañana!
¿Cómo fundirme con vos
en romance eterno
y despertar
en tu abrazo ensordecedor
de las voces que de ti me apartan?
Soltaré la culpa, la vergüenza...
¡el temor!
Aceptaré que mi corazón
es templo donde el fulgor,
fruto de la certeza
y la compasión
que nacen de tu eternidad,
se encarna.
Bajar hasta el corazón
no es caer, sino ascender
hasta tu cima adorada.
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