Si hubiera...


Son tantas las resistencias:

a abrazar, a sentir,
a llorar o a reír;
a dar, a recibir,
a perdonar, a ser
o a decir: te amo,
me heriste, te herí...

Fugitivos de instantes,
vivimos rehuyendo,
cerrando puertas
por las que el tiempo escapa
y tras las que, al final,
nada queda.

Solo el vacío
de un llanto contenido;
de risas sordas;
de una vida que no fue vida,
sino trinchera.

Si hubiera...

abrazado, sentido,
llorado o reído.
Si hubiera entregado,
aceptado, perdonado
o dicho: te amo,
me heriste, te herí...

Si hubiera tumbado
todas las barreras.
Si hubiese soltado
orgullos y vergüenzas.

Enjaulado, el amor
aguarda a que el valor
desnude lágrimas
que ablanden las rejas.

Entregarse a la vida
y salir de la cabeza;
emocionarse; aceptar
el sabor agridulce
de las experiencias.

Esa es la salida.
¿A qué esperas?

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