Para recordar...

Para recordar en momentos en los que las cosas se tornan difíciles:

Ningún viento puede aplacar el poder de tu espíritu. Nada externo puede hacer zozobrar tu alma cuando esta mantiene la mirada fija en lo inmutable.

Incluso en mitad de la mayor tempestad que estés viviendo, aun cuando todo parece estar perdido, siempre hay una parte de ti que nunca se pierde.

No importa cuál sea la dificultad ni lo grande que parezca; todo se resuelve en el mismo lugar y de la misma forma: en lo interno, regresando tus pasos hacia esa dimensión de paz.

Plántale cara al desafío, diciéndole: Tú no tienes poder sobre mi mente, pero mi mente sí tiene poder sobre ti cuando descansa en la unidad de todas las cosas.

Ahora dale la espalda a lo aparente y encuentra tu centro, el espacio dentro de ti donde todo está en calma.

Es como un punto de luz en el centro de tu conciencia. Invulnerable, intocable, inmaculado, inalterable. Siempre está en paz, sin importar lo que pase a su alrededor.

Lleva tu atención a ese núcleo y saca todo lo demás de tu cabeza. Respira con ritmo pausado y repite: Todo está en orden, estoy en paz. Todo está en orden, Soy paz...

Poseemos un poder invencible: el recuerdo de la Verdad sobre quienes somos.

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