Nuevos propósitos

Tantas veces he creído
que la felicidad
está en otra parte,
que he volcado mi vasija
y, en tierras baldías,
he desgastado mis pies.

Siempre es ahora;
nunca es tarde.
La vida arranca
en cada instante
para ofrecernos aquello
que podamos regalar.

Nada perdura
sin una luz que lo sostenga
desde lo alto
(la luz, son nuestras manos
vueltas hacia el otro);
solo poseemos lo que damos.

Somos las huellas
que vamos dejando;
¿o qué sentido tendrían, si no,
nuestros pasos sin la voz
de aquellos corazones
que tocamos?

Me propongo,
para el año que comienza:
contar más historias
y escribir más poemas;
levantar la cabeza
para permanecer presente

en el mundo real;
también, dejar ir la idea
de que la felicidad
viva en otra parte que no sea
este momento en el que puedo
mirarte a los ojos y abrir mi corazón.

¿Qué sentido tendrían, si no,
nuestros pasos sin la voz
de aquellos corazones
que tocamos?

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