El camino más largo
el corazón sostiene la melodía que no cesa
a la espera de que el intelecto abandone
la batalla contra la ilusión material.
«Ríndete; ven a mí...», canta.
«Sigue el rastro de esta canción
que derrama fragancia de unidad
y derriba dualidades.
Para entrar, cierra la puerta...
Para entrar, cierra la puerta...
y ábrete al abrazo incondicional de la Luz,
donde no hay ataque ni deuda,
porque todo es Uno;
donde las dudas se funden en certeza,
porque todo es Uno;
donde siempre eres amado o amada,
porque todo es Uno».
Rendirse a la voz del maestro en el corazón,
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