Sube
por el camino recto
que lleva a la cumbre
sin hacer caso
de voces infames
que tu caminar confunden.
Sigue derecho, volando
sobre tus pasos,
y no desfallezcas:
sube, sube...
fiel al sendero
aunque, por momentos, dudes.
Claridad infinita
te aguarda tras las nubes;
certeza prístina que tiñe
un estanque de aguas azules
de unidad absoluta
sin opuestos que la enturbien;
Verdad imperturbable
que aniquila
dualidades y fatuas luces.
No te detengas;
sube, sube...
como ave que emigra,
como saeta que huye
quebrando a su paso
alientos
manchados de incertidumbre.
Todo lo irreal termina
cuando el pensamiento logra
acariciar la cumbre.
Por eso, no te distraigas;
sube, sube...
siempre a lo más alto,
donde nada te perturbe.
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