Naufragio
de mí
son solo palabras
con las que intento explicar
quién soy
─y, a veces, también,
quien no─.
Jamás podré dibujarle esquinas
a lo infinito,
mas sí menguarme
hasta que su esencia abrace
el aire
que se desliza entre mis labios.
Y aunque no logre mirarme
de frente,
sí puedo dejarme tocar
por lo que tus ojos revelan
cuando, idos de este mundo,
contemplan
el milagro que se agita
entre tú y yo.
Lo que creo saber
de mí
es solo un párrafo cuyo mensaje
zozobra anhelante
de que la botella
en que navega naufrague
para convertirse en mar.
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