Fluido

No siempre logramos capturar,
en un primer momento, el sentido
de las experiencias que nos golpean.
Pero podemos escoger confiar
en que cada golpe libera al corazón
de alguna esquirla que lo hace ver afilado
—áspero, puntiagudo, resistente—
y en que, poco a poco, nos transformamos
en algo suave, redondeado y fluido.
Confiar hasta rodar sin que nada deba
empujarnos o golpearnos para avanzar.

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