Guardián del alma

Entre lo sencillo del día,
el corazón busca
un lugar sobre el que reposar.
El mío lo encuentra mientras camina a tu lado,
siguiendo el compás de tus cuatro huellas

y refugiándose en tus ojos de niño
con profundidad de alma antigua,
que me recuerdan a cada instante
que no deje de verme como tú me ves:
sin pasado ni futuro;
sin culpabilidad ni juicio;
simplemente yo, con todo lo que soy
y lo que no soy.

En tu mirada de ángel incondicional
se sostiene desnuda mi inocencia.
¡Guardián de mi alma!
Custodias la llama
que alumbra mis pasos
a través de mis penumbras.

Que tu caminar, junto al mío,
traiga siempre esplendor a mis días
y consuelo a mi corazón.

© 2017. Juan Navarrete.

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