Un jardín de granadas

Al otro lado del velo
que oscurece la conciencia,
se abre un jardín de granadas
preñado de vida eterna
en el que viven intactas,
plenas de inefable calma,
la virtud y la inocencia.

Donde todos nuestros sueños
vuelan libres, sin barreras.
Y los corazones aman
sin condiciones ni restas.
Donde las almas se hermanan
fundidas en una llama
que consume diferencias.

¿Cómo encontraré el sendero?
¡Cómo escalaré a esa esfera
cuando el zarpazo del hambre
me desgarre la cabeza
y la ilusión de la carne
ahogue en su fragor infame
el silencio que allí lleva!

Busca refugio en lo interno.
¡Rompe con las apariencias!
Y apunta con tu mirada
hacia la invisible senda
que encamina a la morada
donde la Verdad, descalza,
se entrega sin vestimenta.

En ese espacio sin tiempo,
de silencios que embelesan,
no hay juicios ni castigos,
solo unas manos abiertas
que te cubren con sigilo
y van hollando el camino
por el que el alma regresa.

Quédate ahí, conmigo,
en ese jardín de granadas
donde nació la conciencia.

© 2017. Juan Navarrete.

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