Papel en blanco
como una página en blanco
que, aguardando a ser escrita
con una historia de amor, pronto
se habrá emborronado
bajo las nubes de tinta
que tras de sí dejaron
los pasos que dimos en falso;
bajo tachones y heridas
de miedo, decepción y rechazo
que, como infames cuchillas, dividen
lo que siente el corazón
en miles de pedazos.
Mas tenemos siempre la salida
de aprender a discernir,
entre luces y desencantos,
lo que se pretendía escribir,
de la suciedad
que lo acabó sepultando,
hasta que en el arel permanezca,
tras separar la paja del grano,
únicamente la certeza
del papel que se torna claro,
sobre el que nuestros días aspiran,
de nuevo, a ser
leyenda viva,
y no un anhelo nostálgico
que, resignado, se inclina
frente a la tumba en que terminan
los sueños abandonados.
No te detengas. ¡Camina!
Atrás quedaron la víctima
y sus caminos tropezados.
Ante ti todo es virgen, sin tinta;
un relato que suscita ser contado
con las palabras que elijas...
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