Iluminación

El camino que parte de nuestros pies
cuando nuestras almas se visten de intención,
no va de encontrar la luz en nosotros;

no necesitamos buscar aquello que somos,
lo que ya vive ahí y jamás se muda ni desluce.

Se trata, tan solo, de reconocer
los velos que interrumpen
el paso a una conciencia clara;
de remover los demonios
que enturbian nuestras aguas;

de seguir subiendo
mirando a la cumbre solo con el corazón.

Camino de regreso, sendero de lágrimas
que ablandan costras, sombras, corazas...
hasta que la verdad emerge, sin esfuerzo,
en mitad de la vida, para iluminarla.

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