No te aflijas
Aunque no lo creas
o te cueste verlo,
siempre lo estuvieron
porque no hay otro lugar
hacia el que marchar:
cualquier ruta que escojas
es para regresar;
todos los senderos
son el hogar.
Por eso, deja de dar vueltas.
Detente donde estás
y da un paso al frente. Abre
tus ojos a lo que es real.
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