Reflejados
desde otro ángulo;
Tú eres Yo observándome
desde la posición opuesta.
No importa qué creamos ver:
siempre nos contemplamos
a nosotros mismos
desde el otro lado.
Con los ojos abiertos
o cerrados, la imagen captada
del otro esconde una leve rendija
capaz de traernos de vuelta
hacia el interior de cada uno
mientras la mente se obstina,
como un cristal fracturado,
en contemplar un mundo
segregado entre tú y yo;
entre dentro y fuera.
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