Con la voz temblorosa como figura de pez que colea bajo el agua, la mente fabrica historias que ansía creer para proteger la frágil calma que rodea un corazón desacostumbrado a la verdad. Nuestra inseguridad bucea lejos de lo distinto para llenar sus agallas de lo que no le quite la razón; de lo que nos confirme y no nos desapruebe. Olvidamos que...

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Deja ir todo lo que no sea un recuerdo del amor y solo quedarás tú. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Somos reflejo, el uno del otro. No has venido a que te salve, sino a sacarme de mi ceguera y a devolverme mis fragmentos olvidados. No acudiste para ser redimido; llegaste para que pueda amarme a través de ti. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Tu recuerdo sigue intacto; jamás me atrevería a cortarlo y exhibirlo en un jarrón donde decayese pálido mientras lo contemplo, lejano, pensando en lo que sería el ahora deshecho de aquellos días en los que, jugando al borde de la inocencia, sin saberlo, crucé al otro lado. Tu recuerdo...horizonte claro de un candor quebrado que a veces (aún, a veces) se vuelve nostalgia en la...

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Sobre un mundo sembrado de semillas humanas, como gotas de lluvia caen, de verdad sedientas, nuestras almas. Llamada de amor, primer llanto que derrama alba tibieza en nuestros labios; latidos unidos, ahora separados; padecimiento salobre, en celebración tornado. Pasos inciertos, camino arduo, afecto que aprende a ser supeditado; esencia olvidada para pertenecer a alguien o a algo...querer fatuo; río ilusorio que sed no...

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Ahora me doy cuenta, después de tantos años, de que muchas vidas ─dentro de esta─ atravesaron mis pasos: la de las primeras risas; la del primer llanto; la de los primeros juegos con mis amigos en el patio; la de niño bueno y la de ¡no seas trasto!; o aquella de ¡vaya, el estirón que has dado!, cuando la inocencia, a punto de lanzarse...

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Tan afanados en desvelar adónde llegar, en vez de absorbernos en lo que acontece (como las flores florecen sin pensar en que se han de marchitar). Atrapados en la pseudo-realidad de una mente en la que fenece cualquier instante presente, vivimos fuera ─y lejos─ de nuestro hogar. Quizá solo debiéramos dejarnos vagar maravillados en lo real e inminente mientras ignoramos promesas o ayeres...

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Como poesía espesa, cautiva en palabras que nadie entiende o en retorcidos versos que solo intentan deslumbrar a quienes los leen; así, se tornan las veredas en las que mis pasos se adentran en pos de la certeza de saber lo que sientes. Unas veces, todo entre nosotros suena como dicho entre los dientes y, otras, como canto de sirenas cuyos corazones inertes...

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Nos fundimos con la felicidad cuando nuestras manos, absortas, se implican en las tareas para las que nacieron. O cuando nuestros ojos se sumergen en la profundidad de aquello que contemplan y retornan al mundo renovados. O cuando acopiamos valor suficiente para dejar que el espíritu sople en nosotros y nos haga sonar con nuestra propia voz. Y cuando nuestros pies descubren hacia...

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En el ojo del huracán, impasible, se muestra el ritmo de la vida que, como rueda que gira, continúa su periplo sin pararse a esperar jamás. La conciencia, alerta en el centro del anillo, es la entrada ─siempre abierta─ al eterno y silente brillo que emerge sin anunciarse. Sin ángeles, sin trompetas; entre sutiles brisas que juegan entre visillos, Maya nos regala un...

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El Espíritu danza sin cesar; aferrado al talle de la realidad, de la quietud al estruendo, dirige sus pasos. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Hay días en los que despertamos con el corazón cubierto de gris..., y nos impacientamos. La felicidad se convierte en trampa cuando nos imponemos el deber de ser, en todo momento, cielos despejados, en lugar de aceptar que nuestras nubes nos ayudan a apreciar con plenitud el valor de otros instantes más claros. Hay días que amanecen desteñidos..., encapotados; en los que es...

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Estar triste es algo pasajero; gotas de lluvia caen para rasgar el cielo y liberar flecos de luz que ungen nuestro corazón; aguas crecidas ahogan deleites añejos y han de encontrar su cauce en emergentes anhelos; mirar hacia adelante; despegar los pies del suelo; despertar la ternura que habita en nuestras manos... porque estar triste es algo pasajero. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Cuando somos niños, es fácil distinguir el camino de lo verdadero; el corazón canta alto entonces. Pronto, sin embargo, perdemos nuestros oídos y el corazón queda enterrado bajo una lengua que aprende a ocultar quiénes somos a cambio de afectos fatuos. Ahora, vagamos por la vida buscando dónde agarrarnos; pretendiendo ser rescatados por la luz que brilla en otros ojos, por las palabras...

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Mirar hacia dentro ─a veces─ duele. El dolor es necesario para conocer la verdad. Como caer al vacío y estrellarse contra el suelo... y despertar; o como el fatigoso trance que ha de superar el polluelo para encontrarse con una vida que se extiende al otro lado del cascarón. La verdad es obligatoria para poder avanzar; debe golpearnos una vez, y otra... hasta...

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Tardé algún tiempo en completar la travesía de regreso al lugar y al instante en el que mis pasos ─en busca de afectos─ dejaron de apuntar donde señalaba el corazón. Ahora, siempre que vuelvo a confundir quién soy y de dónde vengo o a extraviarme en la imagen de mi vano reflejo, sé que solo he de recordar que mi hogar está aquí...

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Por alguna razón, hemos olvidado que el propósito por el que el alma escoge unos zapatos no es el de adquirir objetos que añadan peso a nuestros pasos, sino el de entregar, en nuestra voz y en nuestras manos, la verdad y la gracia que, desnudas, bailan en nuestro ardiente corazón; hasta ese día en que, tras quedar vacuos, podamos, de nuevo, partir...

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Salir corriendo de lo que nos asusta, de lo que nos da miedo —al fin, de uno mismo—, solo conduce a abandonar el centro. De puntillas, entre los pedazos de un corazón maltrecho, ya no sabemos si andamos tras algo o estamos huyendo. Perdemos de vista que no es tan terrible, el dolor, como creemos. Tratando de evitarlo, caemos de bruces sobre charcos...

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Dejar de lado lo que no es importante es el sendero más claro hacia aquellos lugares en los que la felicidad logra, airosa, posarse. Llevar ─o no─ la razón no es relevante, sino poder contemplar cómo tu rostro amanece sin contrariarse entre las nubes nómadas de mi orgullo. Renuncio al aire enfurecido que azota nuestro paisaje; y mis rodillas ceden, como espigas maduras...

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El rostro secreto, el que negamos y creemos que nadie ve, se delata en silencio bajo el grito de la máscara de polo contrario. Extremos que, halando hacia nortes opuestos, se tornan trampa el uno del otro. Huyendo hacia ningún lado, se evitan, en el mismo cepo, la risa y el llanto. En la virtud de querer ser perfectos, nos atrapa el pecado...

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Preocupados por entender la vida, olvidamos sentirla. ¿Por qué debe encajar todo en lo que ya sabemos? ¿Por qué no dejar ir ese conocimiento y abrazar con corazón de niño lo nuevo y lo viejo si, al final, cuando nuestros ojos caigan para cruzar la noche más larga, ni porqués ni razones partirán junto a nosotros al abandonar este adorado puerto, y el...

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Como peces cautivos en el epílogo de una estación seca, tú y yo nos sacudimos, agonizando, el uno fuera del corazón del otro. Evaporados de la vida, rogamos que nuestros oídos se abran hasta recobrar ─una vez más─, en las palabras que nos decimos, la corriente que resucita el alivio de nuestros latidos. ¿Seremos capaces, esta vez, de nadar sin ser extraídos de...

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Queriendo escapar del dolor, sin darnos cuenta, congelamos la corriente de oxígeno que alimenta al corazón. No tenemos elección; no es posible abrir la puerta y dejar que entren solo algunos sentimientos ─y otros, no─; como no escoge la tierra qué simiente ha de encontrarse, algún día, con los rayos del sol, ni si el agua que la aviva proviene de afluentes o...

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La corriente de lo no expresado se mueve dentro de nosotros en busca de recodos en los que remansarse o de desembocaduras hacia piélagos más amplios, esperando transformarse en olas que aplaquen la sed del corazón silenciado. Mientras tanto, como puertos que anhelan el regreso de barcos o como orillas ávidas de espuma entre sus guijarros, viven en nosotros los instantes en los...

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1 1+1=1 1+1+1=1 1+1+1+1=1 1+1+1+1+1=1 1+1+1+...+1+1=1 SOMOS UNO © 2018. Juan Navarrete. ...

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Todos esos rincones en nosotros que evitamos para alejar de nuestro corazón lo que sentimos la primera vez que se nos negó el don de ser aceptados, señalan el camino a seguir para recuperar todos esos pedazos de alma que fuimos extraviando. Debemos reconstruir, con nuestras propias manos, un collage con la luz enjaulada en las sombras derramadas cada vez que dejamos de...

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El dolor que sentimos nos llama a que despertemos. Dolor que se torna amigo cuando llegamos a comprenderlo. Púa que arranca un grito y rasga el sueño; que descubre el camino de salida, oculto entre los velos de vanas creencias, de temores viejos, de fútiles deudas y resentimientos, de pasos perdidos por parajes pretéritos. Dime, ahora, de qué tener miedo. ¿De lo único...

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Si no dijésemos, alguna vez, «te amo» ─a viva voz o con gestos furtivos de silentes manos─, el corazón caería inerte sin el contacto de la claridad perenne que salva el abismo hasta nuestros labios; como la raíz, separada del tallo, olvida la caricia de la luz impresa en el verdor de las hojas y en el rubor de los pétalos. Sin savia,...

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El perdón no puede ni debe forzarse, como tampoco ha de ser obligada una flor a abrirse antes de tiempo. Pero sí podemos retirar las ramas que impiden a los rayos de sol bendecir los pétalos que rodean nuestro corazón. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Pensamos que lo nuestro fue un error porque aún necesitamos madurar hasta lograr ver cómo nos reflejamos el uno en el otro para encajar las piezas en un horizonte más amplio. La vida nos ofreció lo que tenía que darnos. Quizá no felicidad ─o, quizás, solo a ratos─; quizá no lo que anhelábamos el uno del otro, mas sí lo que nuestras heridas...

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Es solo un día... sabes del color que ha empezado; no sabes del color que terminará. Tú eliges los tonos ─a veces─ o ellos te escogen a ti ─también a veces─. Lo bueno es que es solo un día y todos los días pasan.Este, también pasará. © 2018. Juan Navarrete. ...

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Aunque pensemos que la vida se empeña en hacernos caer, el camino que seguimos es siempre un ascenso. La impresión de precipitarse es solo el choque de nuestros guiones con guiones nuevos. Como cuando pasamos de curso en el colegio y, aunque sepamos, regresamos a un lugar más alto, en el que no sabemos. Crecer es caer hacia arriba; siempre estamos subiendo. ©...

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Venimos al mundo clamando una canción. Lo habitamos olvidándola. Lo abandonamos suspirándola. Principio y final se arquean, conforme se distancian, para acabar abrazándose en una sola nota que resume el poco o mucho amor con el que permitimos vibrar las cuerdas que tensan el tiempo que dura nuestra estancia. El resto es estribillo, solo un tarareo que sostiene caminando el ritmo de nuestros...

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El corazón es el punto de encuentro en el que confluyen todas nuestras verdades. Todo debe dirigirse a él; pasar por él; partir de él. Unas manos enlazadas al corazón siempre permanecen llenas. Los ojos tocados por el corazón siempre revelan la luz que ha sido nublada por nuestros juicios. Nuestros pies siempre caminan hacia el lugar correcto cuando los mueve el corazón....

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Dios es Vida de la que brota Vida: la Vida que Yo Soy. Dios es Amor que ama en mi corazón; el Amor que me vio nacer. Dios es Verdad encendida que consume ilusiones, dualidades, mentiras...; Verdad que sostiene intacta la semilla que Yo Soy. Dios es Sabiduría humilde, amanecida de un silencio que mi pensamiento y mis manos y mis pasos guía...

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Podría ver nacer tantos mundos frente a mi rostro, como formas hallase de transitar el vacío que respira a través de mis ojos. Solo debo esperar que el corazón se aclare y oír la luz de mi propia voz reclamarme tras los velos alzados en cada reencuentro. Tú. Yo. Sombras el uno del otro. Puertas que se abren hacia quienes somos desde el...

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